Historias de Cambio: La mirada de las mujeres en su proceso de cambio social
Durante la primera fase del proyecto, las mujeres de la provincia de Canchis en Cusco, y del distrito de Ate, en Lima nos dan sus primeros testimonios; historias que recogen la situación de base en sus procesos de cambio social y cómo ellas atraviesan día a día las capacitaciones y distintas iniciativas en marco del proyecto «Mujeres con Talento», iniciativa financiada por la Unión Europea.
Artesana Telarista JULIANA HUAMÁN CONDORI, 48 años, de Pitumarka, Cusco.
Es la Presidenta de la Asociación “Tijllas de Antisuyo” de Pitumarka y, como tal, nos contó que cada mujer tejedora ha recogido la tradición textil de sus mayores, en el caso de Juliana, de su comunidad de Uchullucllu. Ella no fue a la escuela y aprendió a tejer mirando a su abuelita y a sus tías. Entonces se volvió experta en tejido de dos palitos y cuatro estacas, con los que produce sus chullos y chalinas. “Me di cuenta, desde adolescente, que yo misma podía tejerme mi propia ropa” recuerda, con nostalgia. Entonces, tejió para sobrevivir y para hacer que su hija mayor, Ruth Liliana, de 23 años, se gradúe de enfermera y para que sus hijos menores, Jerson y Grisela, hagan lo que ella no pudo realizar: terminar la secundaria en el colegio Libertador de América. Juliana comparte sus afanes con su esposo, Felix Pilares, un agricultor que siembra maíz, papa, trigo y cebada y que ya entendió el valor del trabajo de su mujer. Porque al inicio, Félix se enojaba de que Juliana no le apoyara en el trabajo de la chacra por estar tejiendo sus cosas. Hoy, ambos han entendido el valor y el provecho de salir adelante a través de la tierra y de las obras de arte manual hechas de lana de alpaca.
Confeccionista HAYDEE CISNEROS PAYWA,Ate.
“Las personas deben saber que detrás de cada prenda que hacemos hay una historia de esfuerzo y de superación muy grande. En mi caso, aún recuerdo cuando, con mi esposo, nos prestamos dinero para adquirir nuestra primera máquina, una humilde remalladora. Al capacitarnos, aprendimos a empoderarnos y a crecer tanto artística como empresarialmente. Hoy, nuestro taller posee 18 máquinas y damos trabajo a varias familias de nuestra zona”.
Confeccionista IRIS PEREA GONZALES, Ate
“Cuando vine a Lima desde la selva de Aguaytía, trabajé en una fábrica textil. Ahora, al aprender diseño de modas en los cursos de capacitación, podemos incorporar más arte manual a la fabricación en serie de prendas de algodón. Creo que estos programas sirven para crecer como empresarias y como diseñadoras de modelos propios. Y, por supuesto, entender el valor de trabajar en armonía junto a mi esposo, ambos con un objetivo común: la educación de nuestros hijos”.
Confeccionista RENEE CÁCERES ROJAS, Huaycán, Ate
“Una mujer, al capacitarse, amplía sus horizontes. Estas prendas que tejo le dieron una razón a mi vida y pude, así, superar problemas familiares en mi hogar. Hoy, con lo que gano, puedo estudiar Educación, especialidad textil, en la Universidad, para servir a la comunidad y, además, aportar en mi hogar. Es maravilloso aprender en los cursos de capacitación, perfeccionarse y, a su vez, prepararse para enseñar a los demás”.