Esperanza juvenil para prevenir la violencia contra niñas, niños y adolescentes durante la pandemia

Esperanza juvenil para prevenir la violencia contra niñas, niños y adolescentes durante la pandemia

Proyecto Niñas y Niños Seguros en Huaycán, se reafirma como una apuesta que une a agentes pastorales de la parroquia San Andrés, en su labor voluntaria para una infancia segura y digna.

Desde que inició el Estado de Emergencia en el país, todos los días Jazmín Huamán (23) y Diego Ferrúa (25) se preparan intensamente en su labor como catequistas de niñas, niños y adolescentes en la parroquia San Andrés de Huaycán; ahora con nuevos desafíos, en donde el acompañamiento remoto a causa del COVID-19, se vuelve una práctica constante. Al mismo tiempo, intentan conseguir labores temporales para enfrentar los estragos económicos de la pandemia y apoyar a sus familias.

No obstante, su claridad de propósito en el servicio a los demás trasciende su labor en la iglesia. Junto a ellos, otros 8 jóvenes más son participantes activos del proyecto “Niñas y niños seguros: agentes pastorales en acción protegiendo a niñas y niños frente a la violencia sexual”, proyecto que inició días antes que el nuevo coronavirus hiciera su primera aparición en el país. Este proyecto recibe el financiamiento de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) y es impulsado por ASPEm, en colaboración con la Parroquia San Andrés de Huaycán. En los meses de junio y julio, las y los jóvenes participaron en un programa de capacitación con el fin de fortalecer los factores protectores personales de los niños, niñas y adolescentes, frente al maltrato y abuso sexual, para lo cual recibieron una serie de capacitaciones virtuales sobre cómo enfrentar los distintos desafíos a consecuencia de la COVID-19, tales como el estado de emergencia nacional, el aislamiento social durante la cuarentena, el Código de conducta ética para la protección de niñas, niños y adolescentes de la Diócesis de Chosica, las situaciones latentes de escenarios de violencia familiar y violencia sexual, y al mismo tiempo ejercer un rol facilitador en su comunidad, sea como animadores socioeducativos de niños, niñas y adolescentes o como promotores-ras radiales.

“He aprendido a reconocer los tipos de violencia, a encontrar los indicios y me ha hecho descubrir algunos conceptos que desconocía. Culturalmente en Huaycán se ha normalizado la violencia, el machismo. Es común darle un golpe a un niño o niña cuando se equivoca. La normalización hace que estos actos sigan siendo recurrentes y se propaguen de padres a hijas e hijos y entre hermanas y hermanos. Debemos reconocer que la violencia es algo real, pero que estamos a tiempo para que más jóvenes como nosotros empiecen a cambiar su mentalidad y no permitir ni fomentar estos actos”, menciona Diego Ferrúa, participante del proyecto. Y es que según la UNICEF, en la primera quincena del aislamiento social, la línea 100 del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) recibió cerca de 2800 llamadas denunciando violencia en el hogar. La estadística del MIMP señala además que 643 niños, niñas o adolescentes, han usado la línea 100 para pedir información, orientación y para alertar de un hecho de violencia contra su mamá o contra ellos mismos. Así mismo, en este período de confinamiento en la casa (marzo a mayo 2020), se tiene como registro preocupante 226 violaciones sexuales. Casi el 60 % (135) de las víctimas son menores de edad (niños, niñas o adolescentes).

En Huaycán, las situaciones de violencia se recrudecen, especialmente en las zonas altas debido a que muchas familias viven en hacinamiento. “En Huaycán muchos viven experiencias desafortunadas de violencia, pero no se suele expresar o denunciar. Me gustaría que los niños, niñas y adolescentes sepan cuidarse, que ellos y ellas puedan hacer prevalecer su opinión. Pondré en práctica todo lo aprendido durante estos meses. Ahora he comprendido la importancia de estos temas y de desarrollar empatía, animándolos y animándolas y procurando que se motiven en estos tiempos difíciles para todos y todas”, expresa Jazmín Huamán, participante del proyecto.

El involucramiento de estos jóvenes en su proceso formativo permitirá que lo aprendido pueda generar un efecto multiplicador en las personas de su comunidad, contribuyendo así a la reducción de los factores de riesgo de violencia contra niñas, niños y adolescentes.

 

Sobre el proyecto:

El proyecto Niñas y Niños Seguros tiene como objetivo contribuir en la mejora del sistema de protección y prevención comunitario para enfrentar la violencia sexual que afecta a niñas, niños y adolescentes, reduciendo sus factores de riesgo. Para ello, el proyecto capitaliza las acciones de las y los agentes pastorales, como formadores y facilitadores para una infancia segura y digna. Entre las acciones previstas, se destaca la adecuación de ambientes diferenciados para niños, niñas y adolescentes en las viviendas; procesos de capacitación y sensibilización sobre la violencia y sus efectos a distintos actores de la comunidad, como padres y madres de familia, agentes pastorales, niñas, niños y adolescentes. Asimismo, el proyecto tiene previsto desarrollar un programa de animación socioeducativa, mediante la técnica de Cuenta cuentos, en donde las y los agentes pastorales involucrados desarrollarán sesiones de acompañamiento para la introducción de temáticas, sobre los cuidados y acciones de prevención que deben tener las niñas, niños y adolescentes ante alguna posible situación de violencia. Además, también, se implementará una secuencia en radio, que será dirigida por las y los jóvenes pastorales a través de Radio Enmanuel de Huaycán, con el fin de dialogar y sensibilizar a la población sobre esta problemática.

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