Linda Echevarría Blanco y su Linda Joyería
Un ejemplo de resistencia e innovación
por Ilaria De Nardi
Cuando tú haces productos a mano, cada mano es diferente y cada pieza es única, y la unicidad de Linda Echevarría Blanco, artesana de la ciudad de Lima, destaca en toda su persona, así como en su producción.
La señora Linda tiene su taller en el distrito de San Juan de Lurigancho dentro de una casa de paredes color naranja, intensas y brillantes, como su pasión para la artesanía y su maestría en la joyería tejida crochet en punto peruano. Linda pertenece a la Academia Escultórica Neoancestrales de Juan Ernesto Pacheco Enciso, una escuela de joyería tejida dirigida por el homónimo escultor que descubrió esta técnica procedente de la cultura Caral.
Todo empezó en el año 2011 cuando la señora Linda, mientras estaba atravesando un momento difícil de su vida, escuchó que habían ONGs que daban cursos de tejido, joyerías y charlas varias y lo más interesante es que todos estos proyectos estaban pensados justamente para mujeres. El proyecto ejecutado por ASPEm, Mujeres Con Talento, le ofreció cursos de capacitaciones para mejorar tanto la técnica como el aspecto empresarial para la comercialización de sus productos. Fue de esta manera que Linda empezó a estudiar joyería y sentó las bases para su futuro en la artesanía, entrando en contacto también con otras mujeres y formando una asociación de la cual la ponen como presidenta en 2015. Desde su comienzo, toda la labor de la señora Linda consta de un estudio y una formación constantes.
Cabe destacar que la producción de Linda Echevarría Blanco tiene una mirada especial para la sostenibilidad y el cuidado del medioambiente. Además de trabajar solo con plata, que es un material natural, logra soldar de manera natural y todos sus productos son reciclables y pasibles de nueva vida. La atención hacia el detalle y la calidad destaca también en el utilizo exclusivo de piedras naturales, preciosas y semipreciosas.
Para una artesana o un artesano, las ferias son los acontecimientos que más aportan a su labor, tanto en términos de visibilidad como en términos de ingresos económicos. Por eso, la pandemia ha afectado muchísimos su actividad artesanal, también porque además del miedo a contagiarse, le causó la pérdida de dos familiares. No es la primera vez que, a raíz de tiempos duros, el espíritu creativo de Linda Echevarría Blanco y su carácter emprendedor le llevaron a una nueva aventura. Durante la pandemia la gente ya no necesitaba tanta joyería como antes y ella decidió entonces reinventarse con otro tipo de producto artesanal. Sin perder la ilusión, empezó a estudiar desde su casa cómo producir muñecos tejidos a crochet en algodón puro antialérgicos. Esa idea resultó enseguida muy interesante, sobre todo porque los muñecos eran una buena compañía para los niños que se veían obligados a quedarse en casa a causa del confinamiento.
Linda Echevarría Blanco es un gran ejemplo de mujer emprendedora que ha podido sacar de la dificultad la fuerza para resistir y reinventarse en un contexto socioeconómico difícil como lo que hemos y estamos atravesando y a ella va toda nuestra admiración y estima.
Puedes encontrar los productos hechos por Linda en Facebook, Instagram o por WhatsApp.